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miércoles, 27 de junio de 2012


3. SISTEMAS EDUCATIVOS INTELIGENTES EN LA ACTUALIDAD
      La historia de  los   ordenadores   en  la   enseñanza   es una historia   breve,  de   poco  más  de  cuarenta  años, y está vinculada de forma muy estrecha a la propia evolución y avance de la    tecnología  informática por una parte, y al desarrollo de las teorías del aprendizaje y  enseñanza  por otra. 
       Desde que a mediados del siglo   XX,   Skinner propusiera    el   concepto   de   “máquinas de enseñar”, el desarrollo y preocupación  de  la utilización   de   los ordenadores  en la  enseñanza  ha  estado dominado por esta idea: ¿es posible  lograr  que  un  sujeto  humano aprenda a través de la interacción,   casi   exclusiva,   con   una   máquina?   Los   logros   y avances   a  lo   largo   de   varias   décadas  de   investigación     fueron menos  exitosos  de lo esperado.
      La   adaptación   de   los   sistemas escolares   a   un   modelo   de   escolaridad apoyado en las tecnologías digitales es y será un proceso parsimonioso, lento, con altibajos, con avances y retrocesos. Este proceso   de   cambio   exige,   como condición   inicial,   pero   no   única,   la disponibilidad   de   recursos   tecnológicos abundantes en los centros educativos.
     Sin un número adecuado de ordenadores, sin software apropiado,   sin   cableado   ni   infraestructuras   no   habrá,   evidentemente, prácticas educativas apoyadas  en las  tecnologías  informáticas. Pero  esto es, a todas luces, insuficiente  si lo  que perseguimos es la innovación y mejora  educativa.
     La incorporación de las nuevas tecnologías si no van acompañadas de innovaciones pedagógicas en los proyectos educativos de los centros, en las estructuras y modos de organización  escolar,  en los  métodos de  enseñanza,  en el tipo de actividades  y  demandas    de aprendizaje requeridos al alumnado,  en los  sistemas y exigencias evaluativos, en los modos  de  trabajo y relación  del profesorado, en la utilización  compartida  de los espacios y  recursos como  pueden ser  las salas de informática, en las formas  de organización y agrupamiento de la clase con relación al trabajo apoyado en el uso de ordenadores, afectarán meramente a la epidermis de las prácticas educativas  pero  no representarán mejoras sustantivas de las mismas.

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